Qué sabroso es el pecado,
De éste mundo lo mejor,
Más la dádiva es la muerte,
Literal, o en vida qué es aún peor!
Y no mueres sólo tú,
También arrastras contigo,
A padres, pareja e hijos,
Su dolor cómo mitigo?
Pues por dejarme llevar,
Por una pasión Prohibida,
He dañado a los que amo,
Por quienes daría mi vida.
Por eso es bueno pensar,
Antes de dar un mal paso,
Y hasta pedir ayuda,
Que en eso no haya retraso.
En la palabra de Dios,
Están todos los consejos,
En Salmos y en Proverbios,
O las vivencias de viejos.
La lectura regular,
De la palabra bendita,
Aumenta el conocimiento,
Más la prueba no te quita.
Sólo alumbra el camino,
Para que puedas mirar,
Las piedras qué habrá adelante,
Y evites tropezar.
Cuando adquieras la experiencia,
A jóvenes aconsejas,
Menciona al rey Salomón,
Quien se perdió por sus viejas.