El movimiento que causa el viento…
sobre un campo de lirios…
invade el vergel de encanto,
y la plenitud del bosque…
que se dispersa en el fondo…
cubre todo con su verde manto.
Las aves inquitas se divierten…
en el azulado infinito,
mientras el cristalino riachuelo …
arrulla el entorno…con su apacible canto.
Sopla la brisa suave…acariciando el semblante,
y juega con su cabellera…de ondulada hechura,
salpicada por brillantes rayos de sol.
Hay lirios blancos que expresan pureza…
y lirios violáceos que significan paz,
entre pureza y paz liberan emociones…
que acarician con sus vibraciones…
aquellos bellos momentos…que son dulces de recordar.
No hay otro sentimiento...más puro y contundente,
no hay ninguna otra expresión…que estimule la pasión…
y haga estremecer el corazón…
como el perfecto sentimiento del amor.
El amor lo puede todo…
y le prevalece al tiempo,
estrecha las distancias,
dispensa las ofensas,
es la muestra fehaciente del perdón,
y perdura para siempre…
hasta el fin de la eternidad,
pero cuando es amor de verdad.
Mas, quien diría…
que detrás de la belleza inmaculada de los lirios,
se escondía un gran secreto de perfidia,
un veneno imperceptible…casi invisible…
que lo hacía peligroso…y de cuidado,
recubría su trivial felonía con ficción,
estaba manchado de mentira,
y disimulaba su hipocresía…con insolencia desleal.
La belleza es un espejismo a veces,
una pócima que contamina…
con clandestino disimulo…hasta cumplir su misión,
y luego se manifiesta… en su real dimensión…
exponiendo con descarado cinismo su traición.