En esta selva de gente,
cada uno es un buen cliente:
el jefe, un león rugiente
que solo duerme indolente.
El político es un zorro,
con sonrisa y mucho morro;
promete queso y decoro,
y al final te deja el chorro.
El influencer, una urraca,
con su pose y su matraca,
roba likes como un hambriento
y vende humo a cada intento.
El vecino, un perro inquieto,
que ladra tras su amuleto:
tu chisme, tu vida entera,
y hasta el polvo de tu escalera.
El banquero es un buitre,
con su corbata y su cuitre,
te persigue hasta en la muerte
para arrancarte la suerte.
El poeta, un pobre gato,
que maúlla su arrebato;
vive libre, come poco,
y a veces se vuelve loco.
La suegra es una serpiente,
con lengua de doble diente;
te sonríe dulcemente,
y te clava el colmillo ardiente.
El humano, en su corral,
sueña con ser animal,
sin notar, pobre mortal,
¡que ya es bestia universal!