Por la madrugada desperté de un sueño.
Agitado miré el reloj: eran las tres con treinta y tres.
Dicen que es la hora del diablo
Pero ¿por qué?
¿El diablo tendrá la disciplina para levantarse
temprano diario a esa hora solo para
asustar a los crédulos?
Yo que apenas puedo ejercitarme tres
veces a la semana me imagino eso,
y no podría.
Quizás el demonio tenga más voluntad que yo
o quizás este soltero
o aburrido, pero levantarse a las tres con treinta y tres todos los días
por lo menos a mí, me parece un castigo
digno para los perezosos como yo;
En vez de compartir un pantano con los iracundos
mejor debería el diablo poner a trabajar
a esos pecadores haciendolos levantarse
a las tres y treinta tres de la madrugada...
¡creánme es mejor, que compartir castigo en el quinto círculo del infierno!