Soy el más afortunado
de los hombres fervorosos,
que. sin ser presuntuosos,
comulgan con lo sagrado;
aunque nunca me he ligado
a esos grupos pretenciosos,
que prometen, prodigiosos,
grandes dones, un legado;
vivo en mi mundo interior,
con devoción, con entrega
a Divina Voluntad;
pienso que Dios es amor,
y de gracia, una entrega:
el camino a la verdad...