Si tus ojos mis ojos observaron
con el brillo divino del amor;
debe ser que los ojos que idolatran
vierten raros fulgores de ilusión.
Si tu sientes mis manos te acarician
con la flama de claro y tibio sol;
debe ser que las venas que se encienden
siempre emiten destellos de fervor.
Si nostálgica miras la mañana
y escucharas el timbre de mi voz;
deben ser oraciones del jilguero
para vernos felices a los dos.
Y si sientes un viento, que apacible
suavemente en tu oído suspiró;
deben ser bendiciones de los cielos
emanadas de las manos de Dios.
Autor: Aníbal Rodríguez