Parodia Cotidiana
De mi parodia cotidiana,
teatro sin aplausos,
donde la rutina es un guion torpe
y la risa, una mueca gastada.
La misma historia me abraza
con tentáculos viscosos,
me estruja, me asfixia
y susurra al oído:
\"Bienvenido al infierno de ayer.\"
Mantras de sombra
asoman en mis entrañas,
como un vómito existencial.
Y aquí sigo,
entre ruinas que fingen castillos,
delirios que juegan a la nostalgia,
esperando que el telón caiga
o que alguien, por fin,
se atreva a derribarlo
con un disparo certero.