He tejido sombras en tu vientre, fui larva en tus horas muertas. Me apegué a tu piel y a tus días y canté en tus aguas y piedras.
Fui carne entre tus duras carnes, llama en medio de tu hoguera. Boca apretada entre tus labios y sol salpicando luz de estrellas.
Fui suspiro en todo tu silencio, marea que te llevaba prisionera y tu rompiste todas las cadenas, para volver a ser lo que ya eras.
Hoy te quiero con amor sin fin, con fuego de agua y luz de tierra. Y te sigo como aroma de noche, neblina de luna cuando el sol calienta.