La cuestión es dubitativa
y las miradas son furtivas;
tus lágrimas serán el mar salado
que recorreremos en el verano
cuando los tiempos sean vagos y llanos.
Pero, ¿será real?
este sueño implantado
por el subconsciente
de quien pedimos ser,
cuando el mundo ha fallado
en el arte de la muerte
y la fragilidad de aquel ente
que me ve correr.
Porque mirar el reflejo
en el cristalino de tus ojos
duele y atormenta,
estaré pidiéndote el consejo
pero no me hablarás por aquellos
que ya no están presentes.