De boca empedrada
la noche
esa medusa
que da aliento carnal
a la intemperie
con fractales lecturas de la luna
y un reflejo derramado
sobre la oscura transparencia
de lo vivo
donde nada se eleva
por encima de la luz
ese pellizco del alma
que la ley de la lluvia encarcela
libertad fingida del símbolo
entre flores que muerden de pie
a su propio sortilegio
de ser un verbo ambivalente
donde tu mano entierra mi piel
silenciando caligrafías.