Recuerdo aquel inolvidable día en que te conocí.
Ese día, por voluntad de Dios, llegaste a mi vida.
Escuché una voz cantarina y allí fue, cuando te vi.
Me cuesta evocar, la pena, de tu final despedida.
**-**
De momento, no supe entender, tu sobrio adiós.
Mi mente divagaba y me pegunté, qué le hice yo.
Fui discreta con amigos y familiares, no con Dios.
Quise saber, porqué se iba y, mi deseo, se calmó.
**-**
Nunca antes había sentido, algo similar, al amor.
A mi ser, no pude engañar, ya le estaba amando.
Este amor nació y no tuve de sus besos, el calor.
Sufrí mucho con su lejanía, sin saber que moría.
**-**
Algo percibí, en sus maneras, en su voz y mirar.
No eran, mentiras, su lento andar, era evidente.
Sé, que debo a mi dolido y triste, corazón calmar.
No sé en quién creer, si era, mi único confidente.