Erika Mendoza

ALAS AL VIENTO

Vuelvo de lejos

del lugar aquel que pensé que nunca volvería,

vuelvo de lejos, con mis hermosas alas recién crecidas.

 

Viví sobre un árbol frondoso 

de dulces frutos jugosos que comí hasta saciarme,

gocé al tope con quienes vivían en la misma rama que yo.

 

Vi nacer el sol y filtrarse

entre las hojas bailarinas de los árboles protectores del huerto,

provocando luces y sombras, lagrimas y risas, fuerza y debilidad.

 

Volé por aires diversos, 

crucé montañas y valles, lluvias menudas y fuertes tormentas,

pero nunca estuve sola, Él fue siempre mi compañero.

 

Vencí con entereza

no solo el dolor que trae el tener las alas mutiladas,

sino la cruel resignación de ver como nunca las dejarían crecer.

 

Validé mi persona y mis sentires 

aprendí de mis errores y generé nuevas experiencias,

se que puedo equivocarme, pedir perdón y continuar volando. 

 

Valoro todo lo vivido

amo lo que encontré, a quienes conocí y todo lo que dejé,

no me arrepiento de nada, fui feliz, soy feliz, porque se perdonar.

 

Volqué mis miedos

después de varios intentos fallidos por construir el nido, 

mi pico y mis alas están fortalecidos pues se que aporté barro, raíces y musgo.

 

Vientos nuevos me reciben 

con musica y ritmo para extender mis alas y planear en el horizonte,

y el clima no me preocupa pues aprendí a volar en cualquier estación.

 

Valor, fuerza y libertad 

con las  alas renovadas volví de donde pensé que nunca volvería, 

así que una vez emprendido el vuelo se que llegaré a donde nunca pensé que podría llegar.