Oh, tejido del tiempo
que entre tus brazos me enredas
en tus rizados hilos…
Soy un naufragio
donde la noche se repite
y la tarde despierta sin sueño.
Soy la sal
y el graznido de la gaviota,
una mezcla de carne
y susurro de agua,
como un paisaje que evoca la sed
en la antesala del sueño.
Estoy muy cerca del amanecer,
pero mis párpados se cierran
en el nacimiento de otra piel,
de otro olvido.
Este fragor de mar
y gritos con alas,
esta costa lejana
que no alcanzo a mirar,
la inútil certeza que viene y se va.
Esta silla de ensueños y hastíos
interroga mi sombra.
Regreso a mi noche antigua,
al rumor de mis ideas
y sus sonidos.
A este cuerpo hecho de ausencia,
que poseo
y abandono sin querer.