Eres brisa en la montaña,
río danzando entre piedras,
sigues senderos de luna
sin mapas ni fronteras.
Llevas soles en la espalda,
la risa en cada estación,
el mundo cabe en tus manos,
tu brújula es el corazón.
Caminas con paso ligero,
sin miedo al rumor del adiós,
y en cada rincón del sendero
te espera un nuevo color.
No te detiene el invierno,
ni sombras de lo que fue,
porque llevas fuego en los ojos
y en los labios un café.
Que nunca te frene la duda,
que el tiempo te enseñe a volar,
que el eco de cada aventura
te ayude a siempre soñar.