El Corbán

SI FUERA BICENTENARIO

Dos siglos han sido mi amarga condena,

errante espectro de luz macilenta,

bebiendo los años con cruel azucena,

siguiendo una estela que nunca revienta.

 

He visto mil soles nacer y extinguirse,

y el mundo girando con necia premura,

mas nada en la danza del tiempo ha de herirse,

ni rompe este sino de estéril hartura.

 

Los reinos se erigen, los tronos desangran,

las musas del viento derraman su lira,

los labios pronuncian amores que embargan,

mas todo en mi pecho se hiela y expira.

 

Amé con la furia de un dios desquiciado,

con labios de fuego y manos de abismo,

mas todo fue un eco, un soplo exiliado,

ceniza en la boca de un hado enfermizo.

 

Y hoy miro los restos de cuanto he vivido,

dos siglos de sombra, de fútil empeño,

pues nada he entendido, ni nada he sentido,

tan solo el fastidio de ser mi propio dueño.