Rey de reyes, gran señor,
Eres señor de señores,
Eres Cordero de Dios.
Fuiste un Dios encarnado
Doctor entre los doctores,
Eres mi Dios Salvador.
Maestro de maestros, eres Dios
Para ti honor y gloria,
Para ti gloria y honor,
Con la cerviz inclinada
Te demuestro mi humildad
Con una rodilla en tierra
Yo te ofrezco mi lealtad
Reconozco mi derrota
Ante el mundo, ante la carne
Ante el diablo y el pecado
Solo tú puedes Señor.
En tus manos yo me ofrezco,
Ahora en tus manos estoy,
Quiero desde este momento,
Pertenecerte, mi Dios.
Que en mi vida y en mi carne
Sea solo tu voluntad,
La que prevalezca siempre
Por tu infinita bondad.