¿Acobijarás mi amor al haberme ido?
¿Dejarás que exista dentro tuyo
como un oscuro molino,
girando mis recuerdos
maravillosos y umbríos?
Si me llaman a cruzar el mar
arcano donde tú voz no se oiga,
preso mi corazón irá
por un torrente de nieblas,
seco de llantos y calamidad.
¿Me recordarás doliente?
Porque doliente es la raíz
del quebranto y turbia siempre
la mejilla del destino. Despierta
en mi pecho ya la creciente
bruma de lo incierto.
¿Serás guardia de mi voz lejana,
mi voz como un ave herida,
que te rodeaba buscando exactas
palabras de lo que amarte requería
y que como atardecer sonrojabas
en medio de la primavera?
¡Quiéreme para siempre o nunca
la dulce senda de lo eterno
nos hallará otra vez unidos
y será la ceniza del recuerdo
una pasajera errante en el viento!