En el jardín de seis años, donde el amor florece,
Dos almas se entrelazan, uniendo sus raíces.
Comprometidos al altar, con un retoño en brazos,
El deseo persiste, la ilusión no hace caso.
Mariposas revolotean, como aquel primer encuentro,
Un fuego eterno arde, en su amor tan adentro.
Miradas que se buscan, caricias que encienden,
La pasión intacta, jamás se rinden.
En cada beso, un universo se revela,
En cada abrazo, la ternura se desborda.
Juntos construyen sueños, sin miedo ni cautela,
Su amor es la fuerza que los impulsa.
A pesar del tiempo, la llama sigue viva,
El amor se reinventa, en cada nueva aventura.
Con cada amanecer, la ilusión se reaviva,
Y las mariposas, en su estómago, perduran.