Camino hacia ti, me derrumbo con la
lentitud de mi alma.
Lejos veo nuestra isla,
arenosa, blanca, inmóvil,
paisaje rocoso que tú le forjaste bajo
la soberbia de los vientos,
la pintaste y aun bajo la mancha del sol
lograste darle la fragilidad tenue del
azul, la fragilidad tenue del tiempo,
arrancándola del estrepitoso viento.
De sus grietas todavía sale el humo del
miedo, mezclado a los hilos
transparentes de la confianza,
en sus orillas el mar se acurruca bajo
nuestros pies.
Camino, me acerco, tambaleo,
veo nuestra casa,
un leve destello de blanco la delata,
veo nuestra casa, o la confundo…
Dónde está el sur, dónde el norte,
me pierdo entre los laberintos,
y un aire tibio e inesperado,
viste de luz los secretos de la mañana,
camino y como Montherlant *
vuelvo a creer que existen todavía
paraísos.
P SABAG
*Henry de Montherlant.