Persuadida estoy que, no es lo mismo buscar que, encontrar.
Jamás, yo te busqué, un día cualquiera te apareciste ante mí.
Inmersa estaba en mis pensamientos y comenzaste a cantar.
Después del canto, la osadía del acercamiento que, no pedí.
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Siempre, tomo nota mental, de quién y cómo, se acerca a mí.
No es premeditación, es sí, el entrenamiento de mis mayores.
Mi madre era novelera y todo el drama, de Ella, yo lo aprendí.
No son excusas, siempre, los padres, quieren ser los mejores.
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¡Oh, Mi Dios! Cuanto aprendizaje útil, vamos dejando atrás.
Ellos son la fuente viva, donde dejamos, nuestra ignorancia.
Bendito ese padre que, desempeña su rol de ductor Pertinaz.
El hijo inteligente toma el mensaje y deja atrás la arrogancia.
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¡Antes de criticar a tus padres, echa una mirada a su crianza.
Somos el reflejo de padres y abuelos, los hijos de esa alianza!