Ricardo Castillo C.

EL MISMO CUADERNO DE SIEMPRE

Otra vez la fila, otra vez el asiento,
las mismas preguntas, el mismo tormento.
Otra vez la tiza, el polvo en el aire,
las mismas lecciones con idéntico traje.

Nos prometen alas, nos venden un cielo,
pero en las pupilas florece el desvelo.
Los niños repiten, los niños se callan,
y el aula se vuelve una inmensa muralla.

Y pasa la infancia, y pasa la vida,
con hojas en blanco, con almas dormidas.
Un día despiertan, se miran las manos…
y solo sostienen cenizas de años.