Enrique Fl. Chaidez

Agua gloriosa

Qué bueno el día cuando amor nos da

por fin de su brebaje misterioso,

agua gloriosa para el corazón

donde ella adquiere su sabor maduro,

el buen licor que se destina entonces

como alma asimilable

para el labio sediento de los mundos.

 

Lentamente este amor un día empieza

un poco gota a gota,

un poco sorbo a sorbo,

un poco voz a voz,

hasta que se transforma en mar que canta

y en glorioso torrente beso a beso.