Vocecita que de mi interior surges
sin que yo te busque.
A veces te escondes
pero ahí te encuentras,
desplazándote, silenciosa.
Eres como un cometa que surca
los espacios de mi cielo negro,
en ocasiones distante, en otras cercana.
¿Acaso sigues ahí?
¿Ahí vives?
Escuchas y lo ves todo.
Todo lo recuerdas.
No puedo creer
que me dejes con mis dudas.
Sal de ahí, háblame,
te necesito,
Tus consejos me ayudan,
pero tu mudez ha vuelto otra vez,
callas como la noche
cuando el crepúsculo se ha dormido,
más espero pronto tu hablar.
Que tus palabras sean el faro
en mi inquieta espera.
Sé que intentas decirme algo.
Te preocupan mis decisiones.
Volvamos pues al principio,
pero no guardes silencio.
Sé de tu enojo,
del rojo en tu mirada
porque no te escucho.
Deja que tu silencio hable
aunque no digas nada.