La noche que arrastra,
cada suspiro, cada añoranza,
tan posible o imposible,
como la infinita esperanza.
Luces lejanas en su estela indeleble,
simetría de la belleza invisible,
el efímero delirio no basta,
ella es cada ausencia y cada presencia.
Llega y se va,
dejando al rocío en su levedad,
se lleva a sus monstruos y deja otros,
sublimes e imperfectos; somos nosotros.