Por el valle de tus muslos, va mi lengua como un rio. Va camino arriba su marea, a regar luceros, piel y lirios
Por tus pechos florecidos, mis lamidos hacen su nido. Buscando la rosa herida, por dónde nace el olvido.
Por tu boca aguas adentro, naufragan mil besos míos. Son pétalos rojos de fuego, entre dos labios dormidos.
Por tu espalda sin ocaso, vuelan sueños sin destino. Por jardines silenciosos, donde está todo perdido.