Rosas y espinas
.
Aquí, donde pensar no está prohibido
y, con ondas de ayeres susurrantes,
asidos de la mano, los instantes,
pasean con un tiempo enrarecido.
.
El cuerpo ya es un roto, un descosido;
cuan poco sabe que minutos antes
tuvo el mundo a sus pies, con incesantes
momentos que hoy en día han fallecido.
.
En este transitar cansado y lento ,
los sueños fueron ansias repentinas
que se quedaron pronto sin aliento
.
Pesadas como losas , las rutinas,
siguen cual ondas a favor del viento
trayendo rosas y también espinas.
.
Fotografía y poema: Ramón Bonachí