Vivir sin vivir,
en la blanca arena
del mar de las sirenas,
y escuchar caracolas,
que requiebran corazones
y apaciguan la espuma de las olas.
Pensar sin pensar,
en los caballos marinos
y en los habitantes del agua,
que en un suspiro vuelan
por las crestas de la soledad.
Sentir sin sentir,
como las sirenas
resbalan por las aguas profundas
y un viejo marinero,
se atreve a callar su voz.
Estar solo con la soledad,
que te lleva dormido
al caer en la blanca arena,
para jugar contigo.
Si la sirena pregunta por mí,
dile que me he ido solo
con la soledad,
escuchando el canto
de una caracola,
que me ha llevado
por un sendero solo
hasta el profundo mar.
Alfonso J. Paredes
Poem & Rhápsody
La fina piel de la cáscara