Tu piel, seda luminosa, levanta vuelo, canta sobre las brisas de la mar en los velámenes de barcas borrachas en medio de los oleajes de las aguas profundas,...
Día tras día, solo, permanezco con una ridícula sonrisa perfectamente inmóvil, pensando este desquiciamiento universal. Veo ponerse el sol y el cosmos girando. Con la mirada en las nubes hablo perfectamente alto, pero nadie oye ningún sonido y aparento no darme cuenta. A nadie parece interesarle, pueden adivinar las intenciones. Mientras el infinito gira y gira jamás los escucho. Se que los locos son ellos y esto no les complace.