Conocì una vez a un hombre,
que amò mucho en la vida,
porque tenìa el corazòn muy grande,
tan grande, que era "todo corazòn".
La gente decìa admirado,
que ese corazòn tan grande
que iba solo por el mundo,
tenìa un hombre otoñal adentro.
Ese hombre de corazòn tan grande,
que amò mucho,
no fue nunca amado por nadie,
solo Dios lo amò siempre.
No ser amado por nadie,
no le importabaa ese hombre,
porque amar mucho
y ser amado por Dios, era su dicha.