El maestro entra, con paso cansado,
dicta lecciones, repite el legado.
No puede salirse, no puede dudar,
su voz es el eco de un libro encerrado.
Le temen los padres, le temen los jefes,
le teme quien nunca lo viene a escuchar.
El miedo se sienta con él en su silla,
susurra al oído: \"No debes hablar\".
Pero un día, en medio del ruido,
alguien pregunta lo que está prohibido.
El maestro calla, su mano tirita…
y traza en el aire su última herida.