Amarte entera,
como el sol abraza el alba
y la luna besa el mar,
sin dejar un resquicio de sombra,
sin miedo a arder en tu mirar.
Amarte en cada latido,
en el roce de la brisa que despierta tu piel,
en el fuego impaciente de mis labios,
en la urgencia de un deseo que nunca se apaga,
sino que crece,
se expande,
se vuelve eterno.
Amarte apasionado,
como la tormenta que grita su amor a la tierra,
como la llama que baila en la oscuridad,
sin tregua, sin pausa, sin dudas,
solo con la certeza de que eres mi norte,
mi furia, mi calma, mi hogar.
Amarte ardiente,
con la furia de un verso sin dueño,
con la entrega de un suspiro perdido,
dejando mi alma tatuada en tu piel,
como un eco perpetuo de este amor
que no entiende de límites,
que no conoce final.