Cada ráfaga de viento hiende la piel;
cada rayito de sol quema la idea;
cada latido menos el alma marea,
y cada mirada al espejo, es hiel.
El néctar de la flor ya no sabe a miel;
el calor prófugo enfrió el ocaso;
cabello oscuro nieve en su paso
no valió tintura ni aroma de gel.
Negacion del tiempo en cada reflejo,
mil imágenes del sórdido espejo,
la mente engaña al ausente viejo.
Cada instante es un morir y vivir
sin aceptar el desgaste y deterioro;
poco a poco agota el tesoro.