Puedo vernos
cantando, bailando y gozando.
En tiempos indolentes,
porque el minutero no sufre como yo
cuando no te veo, no te tengo
y me dejas sentada en la hilera del abandono;
porque el temor es más hondo y ya no estés.
Toma mi mano querido Víctor
y evaporémonos en esta nube de vino.
Déjame posar mi cabeza en tu pecho
en estos tiempos de frío,
que me ahogo bajo nuestro techo.
Porque cada día que corremos
más me enfermo,
y me debilita la vida sin tu vida.
Mi agonía es constantemente fatídica
mis piernas tiritan, por el frío de tu lejanía.
Toma mi mano querido Víctor
y dame un beso que me de armonía.
Eso te diría si tuviera la valentía.