Envidia, démonos un tiempo
Te recuerdo más
desde la adolescencia,
siempre me hacías sentir
el último de la fila
y eventualmente me aislaba.
Construyes fantasías conmigo
como el protagonista
y la víctima a la vez.
Prefiero priorizar
mi felicidad en lo posible,
mi placer y mis creencias,
más no los cánones de éxito
de la sociedad.
No es egoísmo,
es auto aceptación.
Dentro de mi control
a veces soy
una persona con akrasia
y otras con templanza,
a veces me dejó controlar
como una marioneta hedonista
por la dopamina
y otras me siento un Da Vinci
posmo y desconocido,
a veces el más grato placer
que solo uno mismo se puede dar
y otras la esencia del corazón
y la mente
como distintivo propio.
Me transformaba
parte por parte,
luego me escondía.
Me envuelvo
en una burbuja
para ser creyente.
Realzo mis diferencias inherentes
y me muestro como un Frankenstein
con características de tigre,
un patrón de rayas único
y que a su vez
es una especie más
en este ecosistema.
Envidia,
démonos un tiempo.