Leinad Odnan

Envidia, démonos un tiempo

 

Envidia, démonos un tiempo

 

Te recuerdo más 

desde la adolescencia,

siempre me hacías sentir 

el último de la fila 

y eventualmente me aislaba. 

Construyes fantasías conmigo 

como el protagonista 

y la víctima a la vez.

 

Prefiero priorizar 

mi felicidad en lo posible, 

mi placer y mis creencias, 

más no los cánones de éxito 

de la sociedad.

 

No es egoísmo, 

es auto aceptación. 

 

Dentro de mi control 

a veces soy 

una persona con akrasia 

y otras con templanza, 

a veces me dejó controlar 

como una marioneta hedonista 

por la dopamina 

y otras me siento un Da Vinci 

posmo y desconocido, 

a veces el más grato placer 

que solo uno mismo se puede dar 

y otras la esencia del corazón 

y la mente 

como distintivo propio.

 

Me transformaba 

parte por parte, 

luego me escondía. 

Me envuelvo 

en una burbuja 

para ser creyente. 

Realzo  mis diferencias inherentes 

y me muestro como un Frankenstein 

con características de tigre, 

un patrón de rayas único 

y que a su vez 

es una especie más 

en este ecosistema.

 

Envidia, 

démonos un tiempo.