Freddy Kalvo

Oda a un cánido

El lobo toca la puerta

para entrar en las covachas

escondiendo bien sus fachas

pa´ comer en cada huerta.

Ya su boca es muy experta,

come a muchos al instante.

Con dislates, es farsante

y le creen que son ciertos.

Ya metido en muchos huertos

su colmillo es desafiante.

 

La metáfora del lobo

no es extraña, nunca es nueva,

pero siempre se renueva

como trampa casa bobo.

Él se dice que es muy probo,

se adereza de alabanza

y con hábil asechanza

va embaucando hasta los ciervos

como lo hacen muchos cuervos

con vilezas, siempre a ultranza.

 

Se ha metido hasta en la aldea

llega en busca de polluelos

engañando con «anhelos...»

¡Ay de aquel que todo crea

a su vasta verborrea!

Y a quien puede siempre caza

con sus fauces, lo destaza,

lo devora, lo aniquila,

con cizaña se perfila

y bien sabe qué se traza.

 

Piel de lobo no es de oveja,

piel de oveja es para el lobo

cuando esconde todo el robo

que a su paso siempre deja.

Lea bien la moraleja

que esta letra deja escrita:

«El que es sabio siempre evita

ese cánido en su casa,

porque el lobo todo arrasa...

porque el lobo todo quita».