El lobo toca la puerta
para entrar en las covachas
escondiendo bien sus fachas
pa´ comer en cada huerta.
Ya su boca es muy experta,
come a muchos al instante.
Con dislates, es farsante
y le creen que son ciertos.
Ya metido en muchos huertos
su colmillo es desafiante.
La metáfora del lobo
no es extraña, nunca es nueva,
pero siempre se renueva
como trampa casa bobo.
Él se dice que es muy probo,
se adereza de alabanza
y con hábil asechanza
va embaucando hasta los ciervos
como lo hacen muchos cuervos
con vilezas, siempre a ultranza.
Se ha metido hasta en la aldea
llega en busca de polluelos
engañando con «anhelos...»
¡Ay de aquel que todo crea
a su vasta verborrea!
Y a quien puede siempre caza
con sus fauces, lo destaza,
lo devora, lo aniquila,
con cizaña se perfila
y bien sabe qué se traza.
Piel de lobo no es de oveja,
piel de oveja es para el lobo
cuando esconde todo el robo
que a su paso siempre deja.
Lea bien la moraleja
que esta letra deja escrita:
«El que es sabio siempre evita
ese cánido en su casa,
porque el lobo todo arrasa...
porque el lobo todo quita».