Te escribo con tinta del viento,
con susurros que el alma dicta,
palabras que viajan sin tiempo
buscando tu esencia infinita.
La luna me presta su brillo,
las olas me dictan sus versos,
y en cada latido sencillo
te guardo en mis sueños inmersos.
Tal vez esta carta no llegue,
tal vez se la lleve la brisa,
pero en cada letra se mueve
mi amor que en el aire te pisa.
Si lees mis versos un día,
si acaso el destino es piadoso,
recuerda que en esta agonía
te escribo con pulso amoroso.
Con tinta de estrellas y fuego,
con ríos de dulce esperanza,
te dejo este humilde sosiego
en versos que el alma alcanza.