Te nombro en el viento
Te pienso en la brisa nocturna,
cuando la luna se sienta a mirarme,
y las sombras dibujan tu rastro
en las paredes de mi desvelo.
Te nombro en el viento callado,
en la pausa azul de la marea,
cuando el tiempo se dobla en mi pecho
y me devuelve tu ausencia intacta.
Eres el eco en mis manos vacías,
la ráfaga tibia en mis hombros cansados,
la estela de luz en los charcos
cuando la lluvia se duerme en la calle.
Si supieras cuántos otoños
han cruzado mi piel en tu espera,
cuántos versos nacieron heridos
por no hallarte en la última estrofa.
Pero el amor no se apaga ni huye,
se queda vibrando en la sangre,
como un viejo rumor de jazmines
que insiste en crecer en la tarde.