Me vi con mi cabeza reposando
en tu seno
tus brazos me sostenían en la vertiente;
disfrutaba de fuentes claras
y mansos estanques
con peces de colores ante mis ojos
y en mis manos;
frente a los dos se levantaban
únicas y majestuosas, en pares,
seis torres Petrona.
Desde allí veía tus labios
cual hojas rojas recostadas
y magníficas,
el fino perfil de tu nariz,
tus ojos ensoñadores, brillantes
de profundo albor;
y tu pelo recogido cual gavillas
de violetas en flor.
Tú no lo habrías sabido
si yo no te lo contaba,
ni yo tampoco,
ni entendido,
si no lo hubiese soñado.
Bolívar Delgado Arce