No puedes olvidar cómo te acariciaba,
no puedes olvidar cómo te estremecías.
Con cada caricia,
con cada sonrisa,
con cada beso prolongado en las mañanas.
Me decías que me amabas,
compasión ardiente todas las mañanas.
Presente,
cada caricia,
cada recuerdo sigue en tu mente.
Caricias cargadas de miel,
retoño que brota con cada semilla.
Germinada está la tierra,
fruto de nuestras entregas.
Hogueras quemando nuestros cuerpos,
ecos de suspiros llenaban el cuarto,
como el mejor concierto,
en una entrega total.