MAQUIAVELICA

Amor que Fuiste

Te vi… y el tiempo se hizo ceniza y renació en llamas. No eras un recuerdo, no eras un fantasma; eras el latido que mi pecho aprendió a silenciar, la herida que cerró en falso, la sombra que nunca dejó de acecharme en los espejos.

Nos miramos como dos estrellas condenadas a un mismo cielo, pero con órbitas opuestas. No hubo necesidad de palabras, bastó el temblor en nuestras manos, la pausa en nuestras bocas, el leve respiro que delató lo que ambos sabíamos: fuimos un incendio que jamás se apagó del todo.

Y, sin embargo, el mundo nos llama por caminos distintos. La vida no espera, no concede indulgencias, no se detiene por los amores que llegan tarde. Así que nos despedimos sin decir adiós, con una caricia suspendida en el aire, con una nostalgia que se quedará a vivir en cada latido.

Te dejo ir, aunque nunca te fuiste.

Me dejas ir, aunque sigues en mí.

Y en el último suspiro de este amor que fuiste, te juro que en otra vida, en otro tiempo, te encontraré… y esta vez, no te soltaré.

 

 

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