Silba el viento con lengua partida,
una sombra acecha, sutil, elegante,
con ojos de sierpe y voz de mentira,
veneno en los labios, disfraz deslumbrante.
Caminas con gracia de falso profeta,
susurras promesas que saben a hiel,
mas cada palabra que sale en tu treta
es solo el susurro de un réptil infiel.
Te vistes de seda, de falsa nobleza,
te crees hechicero de artes sin par,
pero eres un fraude con torpe destreza,
jugando con fauces que van a morder.
Encantas serpientes con verbo afilado,
las haces danzar al compás de tu voz,
más olvidaste que el juego es pesado
cuando la cobra te muerde feroz.
Pues hoy tu veneno regresa en cadena,
tus propias serpientes te miran con sed,
y yo, que ya vi tras tu máscara llena
de pieles robadas, me río otra vez