Éramos niños, ¿recuerdas aún?
Las tardes de risa, el viento común,
los juegos en calles de tierra y sol,
los sueños intactos, sin miedo, sin rol.
Éramos promesas sin fecha ni duda,
amigos de siempre, sin fin, sin premura.
Un pacto secreto, un lazo invencible,
juramos que nada nos haría imposible.
Pero el tiempo es viento que borra pisadas,
nos llevó sin aviso por sendas cambiadas.
Dijimos \"hasta pronto\", creyendo en un día,
sin ver que la vida no es cortesía.
Años y años, distantes, callados,
con cartas pendientes, con pasos cruzados.
Nos vimos de nuevo, fue puro destino,
como dos estrellas que trazan su signo.
Había en tus ojos la sombra del niño,
pero en tu voz un eco distinto.
Hablamos del mundo, de todo y de nada,
como dos extraños en la misma plaza.
Reímos, callamos, miramos el suelo,
como quien regresa, pero sin anhelo.
Quisimos traer lo que ya no estaba,
pero el tiempo es sabio y no se enmascara.
Luego el adiós, sin fecha ni planes,
una despedida sin voces formales.
Tal vez otro día, tal vez en los sueños,
tal vez en las cartas que nunca escribimos.
Porque hay amistades que el tiempo disuelve,
como lluvia fina que el sol desvanece.
Fuimos un lazo, fuimos un todo,
ahora un recuerdo flotando en el lodo.