El Corbán

LA MALDICIÓN DE AMAR

Oh, mártir del amor, alma encadenada,

que en sombras de un suspiro yace postrada,

bebiendo de un cáliz que vierte veneno,

con besos de fuego y labios de hielo.

 

Te ríes, mi bien, con rictus de lirio,

mas clavas el puñal con lento delirio,

y en pérfido juego de miel y embeleso,

exhortas mi vida a un hondo deceso.

 

¡Sublime tormento, fatídico encanto!

Amarte es un arte de azufre y quebranto,

un fardo de lirios mustios y yertos,

un réquiem de risas, ayuno de versos.

 

Mas vedme aquí, sombra de mí mismo,

abrazando el eco de un vano espejismo,

reclamo tus labios, exhalo mis quejas,

mientras te engalanas con otras consejas.

 

Así es el amor, farsa y embuste,

un mito dorado con rostro de ajuste;

y yo, pobre estulto de pena encendido,

suspiro y maldigo... mas sigo rendido.