Cuanto ansío tener, la paz
la gloria esperada, que esperando
tengo el alma dormida
mientras tantas pesadillas,
inventan sueños robados.
¡Pobre de mi ilusión¡
de mi alma confiada
pobres sueños que de nada,
sueñan un sueño mejor
por creerme, que está salvada.
Cuanto esperar redención
de los pecados que el alma,
sufre.. de esperar el alma sana
sin existir solución, ni cura
imaginada... cuanto aguantar el dolor.
¡Pobre de mi ilusión¡
de pensar, que no siente el alma
ni desdicha ni dolor, si se tiene
el corazón, herido por las palabras
el engaño.. y la traición.
Cuanto añorar esa paz
que me cure las heridas
que sienta, alma en mi vida
sin fatigas y sin mal..
¡pobre ilusión convencida¡.
Que a veces, quiero pensar
engañándome, que el alma
ni sufre ni está vencida,
pero el alma tiene vida
y duele hasta matar.
¡Pobre de mi ilusión¡
de pensar que no sentía
en el alma, el dolor.