pasaba

Halcon dorado

Tú vienes de un siglo hundido en el caos,

donde el desgarrón de la tierra se

alimenta de sangre,

donde las lluvias no cesan,

y el viento arrastra las sombras del

tiempo. 

Tú vienes de una bahía despojada,

abierta como una herida,

con el sol ahogado bajo un cielo

retorcido.

En tus alforjas llevabas las ruinas de la

carne, flores secas que palpitaban con

el eco de muertes pasadas, y la arena,

fría, arañando mi piel como un recuerdo

que se disuelve en la niebla de nuestra

historia.

Encerrabas en burbujas las soledades

de los cuerpos que ya no saben lo que

son, fragmentos oscuros, los tuyos, los

míos, se entrelazan, se funden, se

pierden en la nada.

Tú vienes de un siglo de volcanes

hirientes, de llanuras que sangran,

de un titán que se arrastra sobre el

polvo, de un sol que llora su propia

caída.

Tú me recorres,

me atraviesas,

me llenas,

halcón dorado o águila engañosa 

que todo arrasa,

tu vuelo, un suspiro de muerte.

Tu furia estalla entre las olas

de un mar enloquecido, océano que

lleva en su seno

el llanto de una paloma y el paisaje de

guerra de los desfavorecidos. 

 

P. SABAG