Voy por un largo camino de silencios
con sombras que se mueven en la oscuridad,
con el alma vacía ya de sentimientos
y el corazón aún dispuesto por luchar.
Mi voz se pierde detrás de su propio eco
mis plegarias solo buscan una señal,
mi rebeldía se esconde tras mis miedos
y ya me impacienta donde es el final.
Me persigue un puñado de recuerdos
me azota el látigo de la soledad,
me es imposible escapar del propio tiempo
que de su mano me invita solo a andar.
Soy la carne siguiendo al pensamiento
un hombre buscando su propia identidad,
apenas alguien que perdió su respeto
buscándose dentro de su propia intimidad.