Nos hablan de Newton, de Darwin, de Einstein,
pero nunca dejan pensar como ellos.
Nos piden teorías ya bien aprendidas,
cerradas, sin grietas, sin nuevos anhelos.
La ciencia no duda, aquí es mandamiento,
se copia en el libro, se escribe sin alma.
No hay sitio en clase para el que insiste,
solo para el que obedece y se calla.
Así fabricamos mentes dormidas,
que creen verdades sin cuestionar.
Pero la ciencia jamás avanza,
sin alguien que se atreva a dudar.