Cuando escribo no pretendo
Nada, solo que sea testigo
La hoja en blanco que existo...
Pero no pretendo nada.
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Busco el silencio para no
Acotar el mundo.
La mayor parte del tiempo
Los labios callan y guardan
Palabras... Y de eso brotan
Los campos.
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En la literatura se encuentran
Todos los estados de la materia.
Mis para el mundo.
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Cuando viajo todo se queda
Donde está.
Otra cosa es cuando vengo
Y el árbol ha perdido sus hojas.
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Quiero que nunca me abandones,
Por eso llevo tinta en el corazón
Y palabras en el alma.
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Llamo señora a la rutina a no ser
Que la revolución francesa
No olvidará sus apellidos.
A nadie le amarga follar
En tiempos revueltos.
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Mi corazón es la consecuencia
A la manía de lo no interminable.
Morir sin saberlo no es muerte.
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Me paseo: eso me pasa cuando
No sé dónde ir y me lo recuerdan
Mis pasos.
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Alguien dijo ¡Hágase la luz! Creo
Que no conocía la teoría
De la relatividad que curva
Al pasar por un cuerpo.
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Escribo porque no tengo otra cosa
Que hacer para mi pecho.
Así nunca muere nada
Aunque la nada muera.
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No amé más ni amé menos,
Amé para prostituirme
Veinticuatro horas las horas
De Febrero.
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Hay enseñanzas que nacen
Muertas.
Pongamos que hablo
De mi pantalón
Y tú falda.