En algunas tardes blanquecinas
miro mi mirada en el sucio cristal
de un balcón manchado por la lluvia.
¡ Apenas me reconozco.!
La luz aprisionada de la lámpara
que del techo blanco cuelga,
dibuja la sombra inmóvil, fea,
del atornillado ventilador
que ayer, en el tristón verano,
el aire prisionero removía.
¡ Voces televisivas hablan sin descanso.!
Otra vez la lluvia aparece repentina,
un trueno desgarrador cruza la tarde,
sin preámbulo del rayo precedente,
y mi cara se desvanece
en el sucio cristal que las gotas
golpean para verme.
¡ En algunas tardes blanquinegras
miro mi mirada sin mirarme.!
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO