Has dejado tristeza en mi alma,
y lluvia de llanto en mis ojos,
mi vida llenaste de abrojos,
y me has hecho perder la calma.
Anhelo con mucha ilusión,
de tus labios un dulce beso;
más quedo mi corazón opreso,
al recibir una gran desilusión.
No pensé, que aquella tarde,
de mi pecho apagarías,
con aquel -no- que me dirías;
toda la llama, que en mi pecho arde.
Me ilusioné en vano,
y hoy estoy sufriendo;
tan solo, por andar queriendo,
alcanzar la luna con las manos.
¡Más!... sigue feliz viviendo
entre amores ofrecidos,
sin escuchar, los lentos latidos,
que en mi pecho van muriendo.
Ojalas tengas suerte,
y te amen con mucho brío,
para que no sientas el frío,
que casi me causa la muerte.
Más al morir en mi agonía,
tampoco vengarme quiero,
sin tu cariño por poco muero;
pero igual, ¡te deseo la alegría!...